EL PROFESOR DE MATEMÁTICAS: ¿HÉROE O VILLANO?
- matematicasupelmir
- 2 oct 2016
- 3 Min. de lectura

Ésta es mi primera entrada como colaboradora en este portal, en donde busco compartir algunas ideas para promover la reflexión respecto de cómo se pueden replantear las diferentes concepciones alrededor de la Matemática y sus procesos de enseñanza/aprendizaje. Sin embargo, quiero empezar más informalmente con una construcción somera de quien es uno de los personajes más influyentes en la vida escolar de la mayoría: el profesor/docente/maestro de Matemáticas. Odiado por muchos, amados por otros tantos, jamás olvidado, se ha encargado de mostrar el mismo mundo de forma distinta, como les enseñaré a continuación:
El docente de Matemáticas es nada más y nada menos que el primer docente de traducción que puede tener cualquier estudiante, pues está pasando de la amada lengua materna a un sistema de comunicación
De nuestra lengua materna a este montón de símbolos extraños. El docente de Matemáticas es nuestro primer traductor.
completamente distinto, con símbolos extraños. Estos símbolos resultan útiles para saber montones de cosas: quién tiene más canicas para el juego durante el recreo, si es posible comprar golosinas con el cambio después de hacer las compras que nos encargaron en casa, si hemos crecido durante las vacaciones; luego, estos símbolos se convierten en atajos para buscar el tamaño de aquellas servilletas cuadradas que hay que hacer, no importa de qué tamaño sea la tela que se compre; más adelante, aparecen las fluctuaciones en la Bolsa de Valores, la optimización de los procesos en una planta productiva, un perfil aerodinámico, etc. ¿Y cómo fue? ¿A qué hora ocurrió todo esto? ¿Cuándo se hizo esto tan claro? ¡Abracadabra!
En consecuencia, el profesor de Matemáticas es el primero en introducir la confusión en la base de datos
En el proceso de enseñanza/aprendizaje de la Matemática, una de las constantes ha sido la resistencia a la creación de modelos y generalizaciones, puesto que se opone al pensamiento numérico de los primeros años.
conceptual y emocional de cada estudiante, porque es el primero que escribe de una manera diferente las distintas observaciones del día a día. A veces da la impresión de que el mundo se hace totalmente ininteligible, ya que no aparecen más las oraciones como “estoy a la misma distancia de ti que de la tienda”, sino algo como “dAB=dAC”, lo cual genera ansiedad, y conlleva al temor. Por eso, muchos profesores de Matemáticas son odiados o temidos, curiosamente en mayor medida por padres de familia que por los mismos estudiantes, ya que son ellos los receptáculos de estas emociones no tan aceptadas. ¿No han notado que en la transición de la educación preescolar a la Básica Primaria, y de la Básica Primaria a la Básica Secundaria, aparecen más padres de familia en los colegios buscando al profesor de Matemáticas?
A esto debemos añadir que la Matemática requiere cierta estructura para poder ser practicada e interiorizada, y los docentes deben asegurar esta estructura. Dicha postura es a veces confundida con inflexibilidad, rigidez mental e intransigencia, y esto sumado al cambio en el código lingüístico, acrecienta la sensación de rechazo al aprendizaje del lenguaje matemático, puesto que se transfiere la frustración y el desacuerdo con la actitud del docente hacia el objeto de estudio. No es nuevo el debate respecto de la Matemática Emocional, el cual busca incluir la actitud y el trasfondo emocional del estudiante como catalizador del aprendizaje matemático.
En suma, y con el fin de sólo introducir el tema, el docente de Matemáticas puede ser visto a través de dos lentes: el del héroe que busca acompañar a sus estudiantes en la percepción del Universo desde una perspectiva cercana a los patrones que la misma Naturaleza ofrece, o el del villano que desea sembrar el terror en todos aquellos que se encuentran en proceso de formación. ¿Cuál es el más cercano a la realidad? ¿Necesitamos ambas visiones, o sólo queremos una? ¿Cómo hacer esto posible?
Se abre la discusión. Hasta pronto.
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